martes, 5 de marzo de 2013

Oxitocina: Una hormona que nos ayuda a ser más felices

Oxitocina: Una hormona que nos ayuda a ser más felices.
23 julio, 2009




La hormona llamada “oxitocina” produce efectos en nuestro cerebro muy importantes de cara a conseguir cierta estabilidad emocional y combatir numerosos estados de ansiedad, fobias, stress, etc.

Se descubrió su existencia en los años cincuenta del pasado siglo y desde entonces los psicólogos, neurólogos y psiquiatras, entre otros,  han prestado intención a sus efectos, así como a los mecanismos que estimulan su liberación en nuestro organismo.

En los humanos, dicen los investigadores, la oxitocina se libera con un simple abrazo, una caricia, un beso o mirando a los ojos de un ser querido. También forma parte del ciclo de respuesta sexual y aumenta con el consumo de dulces y chocolate.

La oxitocina se produce en la glándula pituitaria y su secreción está regulada por células del hipotálamo cuyo impulso nervioso se propaga por el axón hasta las terminales nerviosas pituitarias.

La presencia de la hormona en la sangre desencadena en el cerebro, concretamente en la amígdala cerebral, una serie de reacciones que favorecen y refuerzan determinados comportamientos en las personas. Así, por ejemplo, los estudios más recientes indican que la hormona potencia las relaciones sociales, y podría estar involucrada en la formación de confianza y generosidad entre personas.

Recientemente se han establecido relaciones entre la desaparición o disminución de efectos de la fobia social debida al aumento de los niveles de oxitocina. “Estudios previos muestran que administrando oxitocina por vía nasal a individuos sanos se reduce la activación de circuitos cerebrales vinculados al miedo, aumenta el contacto visual con otras personas y se incrementa la confianza y la generosidad”, explica el psiquiatra de la Universidad de California Kai MacDonald. Por eso, MacDonald sugiere que esta hormona podría ayudar a tratar ciertos trastornos psiquiátricos que afectan al comportamiento social, como la esquizofrenia, el autismo, la ansiedad o la fobia social.

Un estudio de 1998 encontró niveles significativamente menores de oxitocina en plasma sanguíneo de niños autistas. Un estudio de 2003 encontró un descenso del espectro de conductas repetitivas autistas cuando se administraba oxitocina intravenosa. Un estudio de 2007 reportó que la oxitocina ayudaba a adultos autistas a retener la habilidad de evaluar el significado emotivo de la entonación al hablar.

Científicos de la Universidad de Zurich, Suiza, hicieron un experimento donde pudieron observar que con la hormona preparada en forma de spray nasal puede un ser humano recuperar o aumentar la confianza en los extraños, de igual forma podría servir este spray como un tratamiento para los trastornos como la fobia social y el autismo. El doctor Thomas Baumgartner del equipo de investigación suizo mencionó: “Encontramos que la oxitocina tiene un efecto muy específico en las situaciones sociales y al parecer disminuye nuestros temores. Una falta de oxitocina es por lo menos una de las causas del miedo que se experimenta con las fobias sociales. Una persona tiene fobia social muchas veces por el miedo de ser humillada o avergonzada ante los demás”.

Resumen del artículo publicado por José Manuel Ruiz Gutiérrez en Ventana de la Ciencia

Antonio Banderas
abanher1@gmail.com

1 comentario:

  1. Ahí va eso



    Tacita de plata llaman, a la tierra en que nací, por pequeña, por su ángel y su gracia, y porque Cádiz es así.

    Y tal como dijo Lola, que hasta tanto rematarlo, el cuento hay seguir.

    Un pueblo grande era Málaga haya en el 49 cuando llegamos aquí.


    Contaba con cuatro años cuando fuimos a vivir, al barrio de la Victoria que decían de chupytira pues lo llamaban así. En la calle Cobertizo, allí es donde yo crecí, yendo a aprender a la escuela; suma, resta, multiplica, y hasta lo de dividir, por aprender aprendía hasta leer y escribir.

    Entonces era en la calle, donde la chiquillería (como entonces se decía) usábamos para el juego, casi el único juguete, que por entonces tenias ¡el ingenio! no era poco, “y cómo se disfrutaba, y qué feliz me sentía,” aprendiendo tantas cosas que hasta a vivir, aprendía.


    Pasaba mis buenos ratos leyéndome los tebeos, que por entonce alquilaba, con aquellos dos reales que mi mi madre me daba. ( El TBO, Zipi y Zape, Roberto Alcázar y Pedrín, El guerrero del antifaz, ¡y aquel del Espadachín!, enmascarao por demás, ¡¡¿y los cuentos de Tin Tin?!!.)


    En el libro yo leía, ya me gustaba leer, poesías de Samaniego, y de Gabriel y Galán, de Quevedo, de Machado o los versos de Espronceda. (“Con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela. …………)
    Donde esto yo leía, que entre mis libros está, la Enciclopedia de Álvarez, que era el libro de estudiar. Por cierto que hoy le dicen (El libro que recordé) que aunque siendo un viejo libro, se encuentra hasta en Internet.

    En calle Carretería a dibujar aprendí en Bellas Artes por cierto, teniendo como maestro a D. José Sánchez Vázquez que en el Sur de aquel entonces los chistes el los hacia con su buen trazo y destreza y algo de picardía.
    Y siguiendo en Bellas Artes con D. Antonio Cañete, color y composición en la plaza que hoy se llama, la de la Constitución.

    Por otro lado, la música, mi asignatura pendiente, aunque ya le armo a veces al tocar con mi guitarra, más que tocar punteando, o quizás sea jugando, jugando a saber tocar.
    Y siguiendo con la música, con el coro en mi parroquia en misa dominical, “ y algún día en la semana también vamos a ensayar”.

    Pues ya estando jubilado hay que compartir el tiempo dando algo a los demás.
    Sobre todo a nuestra Madre (Santa María, Estrella de los Mares) patrona de mi parroquia.¡Le pidas lo que le pidas, ella siempre, más nos da!.

    ¿Y qué quiero pedir más? si ya tengo lo más grande que el Señor me vino a dar;

    Ya que me dio a mi mujer la mejor, (no digo más), dos hijos como dos soles y la nieta más bonita que la luz que Dios nos da.

    Antonio Banderas.
    abanher1@gmail.com

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